DisCamino ya tiene la primera etapa. Hoy toca el Tourmalet
DisCamino cubrió la primera de las etapas en una jornada que se hizo realmente dura pero que superaron a base de sufrimiento. Hoy toca, y da miedo decirlo, el Tourmalet con sus 2.115 metros de altitud y 20,7 kilómetros de ascensión dura hasta para los ciclistas profesionales en una de las etapas casi clásicas del Tour de Francia, que por cierto este año no se subía, y donde el último español en coronarla fue David de la Fuente ayer lo fueron Mauro e Iván.
Diario de A Bordo. Día 3. Segunda etapa.
DISCAMINO-2017. 14 … TRANSPIRENAICA … TROUMOUSE, 2103 m DE ALTITUD. MAURO E IVÁN ABSOLUTAMENTE DE PASEO. LOS DEMÁS, CASI MORIMOS EN EL INTENTO
«Una de las cosas que necesitamos hacer cada día antes de iniciar la etapa es llevar una furgoneta a lo alto del puerto. Este requisito, que, dicho sea de paso, es un fastidio de mucho cuidado, no sería necesario si hubiéramos podido disponer de dos chóferes, pero no fue posible. Ramón, nuestro conductor/intendente, se ofreció a ser uno de los fijos para este menester (hay que tener en cuenta que para dejar una furgo arriba se necesitan dos pilotos, el de la que se queda y el de la que baja a Ramón de vuelta al camping para que pueda acompañarnos durante la etapa y hacernos de aguador, fotógrafo, mozo de bocadillos, barritas y frutos secos,…. Los argumentos de Ramón fueron que vino para conducir y que él no pedalea, o sea, totalmente incontestables.
Así pues él y yo (hoy me tocó a mí) hemos amanecido a las 06:15 para salir a las 7 en punto a llevar una furgo al circo de Troumouse, punto final de la etapa de hoy. A las 8:30 estábamos de regreso y la idea era salir a las 9, pero al final, por ser el primer día y tener que ajustar todo lo ajustable, no salimos hasta las 10:00. Ese retraso nos mató porque hizo que la llegada al Circo se demorara hasta las 14:40 de modo que no nos sentamos a comer hasta las 17:00. Una barbaridad. Mañana hemos de corregir esto o nos dará un perrenque, aunque estamos tentados de hacer caso a Calis, el papi de Borja, y dejar las cosas así para ahorrarnos todos los días una comida. Al final de la semana igual nos podemos comprar una bici con el dinero que nos sobre.
Por cierto, que dije que llegamos a las 14:40 a Troumouse, pero… esos fuimos nosotros, los parias; Iván y Mauro llevaban una hora y cuarto esperándonos, tumbados al sol, compartiendo espacio con vacas, ovejas y cabras.
Y de la subida…..que ha sido una puñetera locura…..que no recuerdo algo tan duro desde la Subida al Mirador de Herbeira, pero ese día encaramos en puerto con 40 kms ya en la chepa y hoy sólo hemos subido 27.
La etapa ha tenido 3 partes muy diferenciadas:
– De Luz-Saint-Sauveur hasta Gedre en la que hemos rodado prácticamente juntos sobre una carretera preciosa con bastante cuesta pero asequible;
– De Gedre hasta «la frontera del peaje»: a 8 kms de la cima hay un letrero que dice que hay que pagar un peaje para seguir ascendiendo y una señoriña en una caseta que es la que cobra. Son 5€ por coche y 1€ por pasajero de autobús. Ese tramo, que debe tener 9 kms, es una puñetera cuesta casi continúa con un repecho del 14% por el medio que quita el hipo. Ana, que iba alternando a Silvia y a Xoana como pilotos de su triciclo, llegó hasta ese punto y dijo que ya tenía bastante. La bajamos de la bici y subió a la furgoneta con Ramón. Desde ese momento vio los toros desde la barrera, ¡¡¡y vaya toros!!!
– Del peaje al Circo: quedan 8 kms al menos eso dice el cartel que hay al lado de la caseta. Esa frontera es la frontera del infierno. De allí en adelante las pendientes son del copón y medio y el firme de pena. Yo iba convencido de que con llegar allí, Isabel tendría más que suficiente, pero…. de eso ni hablar. Me dijo que se encontraba bien y que quería seguir subiendo. No había nada más que decir. Apretar los dientes y a tirar para arriba. Nos dio la vida que en ese momento Silvia y Xoana estuvieran libres y pudieran ayudarnos en ese último tramo. He de confesar que las pasé canutas MUY CANUTAS y que si no me bajé del triciclo para empujar desde el suelo fue por simple y pura vergüenza. Llegamos al albergue de Troumouse, que es donde habíamos dejado la furgoneta por la mañana, y dimos por finalizada la etapa de nuestra querida Isa que estaba feliz como una perdiz por haber llegado hasta allí. Como era de imaginar, los energúmenos triciclistas Mauro e Iván habían pasado de la furgo y del albergue y se habían ido hacia el Circo. A esas alturas de la jornada debían estar congelados esperando por nosotros así que, Calis y yo, con bicis de dos ruedas nos fuimos a por ellos. Les encontramos tumbados en el suelo tomando el sol. De mayor quiero ser como ellos.
¿Y Borja? En su línea. Simpático como él sólo, fuerte como un roble, quejica (aunque sólo de boquilla), pendiente de Ana a todas horas y, al acabar, sin perder ni un minuto, marsopa perdido.
Lo olvidaba. Calis, Mauro y Xoana, como les pareció poco lo que habían hecho, se bajaron pedaleando hasta el camping». Por Javier Pitillas.