El juvenil del Benavente perfecto para ganar al Zamora.
C.D BENAVENTE 2: Nico, Iván, Galocha, Rodrigo (Alex), Miguel Ángel, Miguel Gómez, Cristian (Mario), Trapote (Javier), Berodas, Michel y Adri.
ZAMORA C.F 1: Fernando (Tomi), Yuberth (Dela), Georgi, Víctor, Revidiego (Chuchi), Adrián (Suso), Tomás, Juan, Chamorro, César (Manu) y Héctor.
Goles: 1-0 mto 6.- Berodas, 2-0 mto 19.- Cristian, 2-1 mto 44.- Héctor de penalti.
A pesar de los años, como diría la canción de Julio Iglesias «La vida sigue igual». Los duelos entre benaventanos y zamoranos, y aunque sea duro decirlo, normalmente se han jugado de antemano y casi siempre en favor del mismo. Uno que jugó en los juveniles tomateros allá por los 80 y cuando las ligas eran de agárrate con equipos como el At. Zamora, La Peña del Real Madrid, San José Obrero y demás, ya tuvo la oportunidad de vivir en primera persona lo que en los impracticables campos de Valorio, casi siempre en el pequeño, que era donde nos hacían jugar, las encerronas que una jornada si y otro también nos preparaban. Han pasado los años y por lo que ví el año pasado y he visto este también las cosas no han mejorado ni tienen visos de hacerlo. Recuerdo el año pasado en el Alonso Pimentel el emparejemiento entre el primero, Zamora C.F y el Benavente, segundo por entonces, donde los benaventanos tuvieron una ocasión ante el meta en el que el delantero es objeto de penalti cuando ya había sido driblado y encaraba portería. Resulta que la pena máxima se señala y no hay expulsión, a mi juicio la regla esta me parece una barbaridad ya que está sancionada con la pena máxima. El sábado ocurrió algo similar, pero el color de enfrente era el rojo y claro penalti y expulsión del meta Nico, con total justicia porque ha de ser así, pero lo es para todos igual. Claro era el minuto 44 y el Benavente era el señor del partido, por mucho que se empeñén algunos en ver lo contrario, y ganaba por 2 a 0. El primero obra de Berodas a los 6 minutos y el segundo a los 20 de juego obra de Cristian y el partido parecía más que resuelto. Luego la jugada de la discordia, que sigo diciendo que totalmente justa, pero dependiendo a donde se mire se sanciona de una u otra manera y los zamoranos se encuentran de nuevo metidos en el partido con el gol de Héctor tras el lanzamiento de pena máxima y uno menos en las filas tomateras. Toda una segunda parte en superioridad y camino algo más despejado.
Pero el segundo partido no varió demasiado. A los benaventanos no les quedó otra cosa que, con uno menos, defenderse y salir a la contra y a los zamoranos atacar si querían dar la vuelta al marcador. Hubo ocasiones por ambos bandos y en una acción local Chamorro vió la segunda amarilla igualando las escuadras. A partir de ahí cualquiera de los dos equipos pudo volver a marcar, pero los porteros estuvieron más acertados que los delanteros y al final la victoria quedó del lado que mejor la buscó, más se sacrificó y más la mereció.
A ver si de una vez por todas, la imparcialidad reina en esta provincia donde primero es lo primero y después lo de después, aquí en el fútbol y en el resto de los deportes provinciales.